DE
LA ‘‘SANGRE’’ Y OTROS PECADOS
En
dirección de Catherine Hardwicke Crepúsculo -Twilight en ingles- es la adaptación
cinematográfica de la primera de cuatro novelas escritas por Stephenie Meyer. Su aparición data en el año 2008
gracias a Summit Entertainment
obteniendo un recaudo de 384 millones de dólares aproximadamente; suma grata en
contraste a los 37 millones que costó su producción y en balance con las muchas
críticas que empañan su reproducción.
La trama…
Crepúsculo cuenta la historia de Bella Swan y Edward Cullen entorno a un amor prohibido, los incidentes en la
consecución del deseo por sobre la razón. Un lugar común que desde tiempos
inmemorables ha invitado a la creatividad en la forma como refugio para la
innovación. Es así como nos encontramos cara al mito del vampiro que se enamora
de la humana, todo un complejo sobre los límites de la naturaleza con que se
pretende sitiar aquella idea inmortalizada en Romeo y Julieta. El problema aquí es que dicho elemento, que en sí
es un recurso recurrente, lejos de aportar invención, de imponer un ritmo,
aparece sumido en ese aire melancólico de la imposibilidad, subyugado a un
cliché constante; no da vida a la trama, muere en ella.
La película
dibuja paralelamente dos historias que convergen en determinado punto para dar
pie, por decirlo de alguna forma, a una tercera historia. Por un lado tenemos
la ya nombrada situación ente Bella y
Edward –historia uno o principal-, y
por el otro una serie de asesinatos que tiene por autor un trío de vampiros
–historia dos o secundaria-. El encuentro toma lugar en un partido de beisbol
realizado por los Cullen, momento en
que ambas historias bien podían darse por finalizadas: Bella y Edward
establecían una relación con la aceptación de sus semejantes y los asesinos se
planteaban un cese al enterarse de la existencia de los Cullen en la zona. La tercera historia, la que convierte a los
buenos en buenos y a los malos en malos, la que entrega héroes y villanos,
surge en la disputa por bella entre James,
uno de los asesinos, y Edward.
En su afán
de fidelidad hacía la novela la película se hace de la narración en primera
persona, siendo el narrador, claro, nuestra protagonista. Es ella quien convoca
a los personajes y, en última instancia, la acción. En esta medida otra
estructura para encasillar la trama diferente a la propuesta ya de tres
historias es una de 5 bloques narrativos, 5 fuerzas de transformación que
afectan directamente a Bella. Tenemos
entonces su llegada a Forks, su
encuentro con los Cullen, su
‘‘verdadero’’ encuentro con los Cullen
–apropiación de su secreto-, la intervención de los cazadores o asesinos y la
batalla final.
Ya
en esto del recurso narrativo dos apuntes importantes. En variados pasajes la
intervención de la voz en Off resulta
innecesaria, redundante, parece subestimar el poder de la imagen
cinematográfica o, en el peor de los casos, la capacidad de abstracción del
espectador. Sin embargo, paradójicamente, los tiempos en dicha narración
remiten a un pasado que realza el estatuto de presente conferido por el plus
realista propio del movimiento en la imagen cinematográfica. Punto en contra y
favor.
Ahora, ¿qué tan coherente resulta la trama? Bueno,
podría decirse que eso depende de cuán generoso sea el asistente. Muchos de los
sucesos y hechos que toman parte en el mundo creado por la película tienen
justificación en un intragable argumento cuando no depende de la credulidad.
Desde el más surrealista juego de beisbol –porque es el pasatiempo nacional-
hasta un auto viajando a tal velocidad en un parqueadero escolar que no
consigue frenar y evitar un accidente –el auto, claro, conducido por uno de los
estudiantes que abandonaba la institución-, pasando por un grupo de vampiros
dedicados a coleccionar birretes de graduación en un intento por integración
social que, sin embargo, no consiente cruzar palabra con alguien diferente;
esto es interminable.
Personajes en función de la trama…
Retomemos
la estructura de tres historias para este cometido. Concentrémonos en la última
de ellas. Haremos esto, primero, porque integra lo elemental de las dos
historias precursoras –Bella, Edward
y James- y, segundo, porque posee la
mayor carga pragmática –relación de los personajes con las circunstancias-
posible en la película. Edward representa al héroe; su meta o misión Bella,
rescatarla; los móviles por los que actúa, el amor. James representa al
agresor, el villano, el malvado; su meta o misión igualmente es Bella,
sin embargo el desea cazarla; los móviles por lo que actúa, su naturaleza. Por
último Bella representa la damisela en apuros.
Temática… Personajes en
función de la temática…
De entrada
hay que decir que Crepúsculo pertenece
a ese tipo de películas dirigidas a un público en específico. Debe ser eso pues
en la otra opción Meyer1
es lo suficientemente ingenua para creer poder implantar una ideología
conservadora en un mundo que ya probó la carne y, según lo que hemos visto,
le gustó. Sí,
hay que darle
crédito, diremos que Meyer
apeló a la inocencia, al escaso o nulo nivel crítico de aquel que se encuentra
a las puertas del mundo, aquel que aún guarda la expectativa, que no ha tenido
frente con la frustración; toda mente con el candor suficiente para pasarse de
largo una hora y media de vaguedad
poética sobre el amor. Sí, diremos que Meyer
entendió el concepto ‘‘el vacío de una evidencia lo llena una opinión’’.
Pactemos
ahora que el eje principal de una ideología descansa sobre un conjunto de
encomiendas o preceptos y que su consigna es estructurar la sociedad, una
sociedad. Veremos cómo en la película, a través de los personajes, la
abstracción de sus acciones, se bosqueja un modelo formativo de conducta,
directivas sobre la familia y el papel del sexo en una relación adolescente.
Encontraremos claramente una representación –punto de vista propio y particular
de la ‘‘realidad’’- y un programa de acción cuyo objetivo es acercar en lo
posible dicha representación a un ideal pretendido. Veamos.
El elemento
fantástico de los vampiros es utilizado para convertir la relación entre Bella y Edward en algo prohibido –razones sobran-. Que ellos sean jóvenes
de 17 años no es gratis, ¿recuerdan aquella época en que se requería cierta
edad y requisitos para iniciar una relación? Pues resulta evidente que para Meyer esa tendencia no debió
desaparecer. Sin embargo, ella tiene muy claro que regresar al pasado es
imposible por lo que apela a las siempre indulgentes excepciones.
Edward es un vampiro puro, vegetariano
según su autodefinición –nótese la analogía: no come carne, Bella/carne está a salvo-, una perla en
el lodazal, lo mejor de lo peor. La
relación que él mantiene con Bella empieza,
como es debido, en un intento por dilucidar la situación, por razonar, un
planteamiento de los pro y los contra que si bien no da por resultado la abdicación –seguro lo
recomendable por Meyer, tomen nota-
al menos les deja claro a qué se están enfrentando. A partir de aquí nace la
excepción. Una vez cometido el delito, uno de los escasos dos besos a lo largo
de la película, Edward da la cara y formaliza
el asunto tanto con la familia de Bella
como con la suya. Su actitud es protectora, atenta, todo un caballero.
La ausencia
de contacto físico obedece a una prevención, ¿ven cómo siempre sí acertó Meyer con los vampiros? La sangre
representa un impulso que se debe reprimir, que no se debe tentar, un juego
vedado para un novato de 17 años; sexo. Olvidémonos de condones, preservativos,
aquí la cosa es la abstención total. La película, sin embargo, establece
ciertas reglas para tratar con la ‘‘sangre’’ entre ellas la más importante, ser
mayor. ¿Les suena Carlisle, figura paterna de los Cullen,
vampiro doctor? Debería sonarles también la concepción sedentaria que promueve,
¿otro requisito para tratar con la ‘’sangre’’?
James es la otra cara de la moneda,
presa de sus impulsos, su naturaleza. Encarna el mundo que revoca el modelo Edward. Se le muestra como un ente
corruptor -pensemos en la parsimonia que se vivía en la historia uno hasta su
aparición-. James es la
representación de lo que Meyer
percibe como ‘‘realidad’’ así como Edward
es el ideal pretendido, el imaginario. Que al final muera es lo suficientemente
simbólico para permitirme decir que el tema es una crítica al sexo en la
juventud, lo mundano, sin embargo, pesa mucho más la intención dogmatica,
idealista, de abstención; aunque al final resultan ser lo mismo. Meyer invita a gustarnos, desearnos,
pero no tocarnos.
Bella, por último, encarna ese público
particular a quien se dirige la película con aires doctrinales. Ella en la
trama igualmente se encuentra justo a la puerta de algo nuevo, los vampiros.
Revelador es que James, vampiro malo,
resultado de cómo percibe el mundo Meyer,
la aseche. De capturarla el resultado no podría ser diferente a su muerte, su
condenación. También lo es que Edward,
vampiro bueno, resultado de cómo querría ver el mundo Meyer, la proteja. De lograrlo el resultado no podría ser diferente
a su salvación.
Subtemas…
Las
familias Swan y Cullen entregan nuestro primer subtema. Los Swan, por un lado, nuevamente son una representación de la
realidad. Los Cullen, por otro lado,
nuevamente son un imaginario, un ideal.
Los Swan símbolos de la
separación y los Cullen de la unión.
La crítica se hace evidente con Bella y
los motivos de su llegada a Forks, es
decir, la vida nómada de su madre. En su estilo conservador queda claro que Mayer promueve el sedentarismo, idea que
se reafirma con los Cullen en su
intento por encajar. El amor único o
verdadero inmortalizado en frases como ‘‘Te he esperado toda la vida’’ o ‘‘Eres
mi marca personal de heroína’’ y la imagen de mujer sumisa y macho
dominante que reflejan Bella y Edward respectivamente son otros subtemas que nos deja la película.
El género…
La película
ronda entre la fantasía y el melodrama relegando el suspense a un segundo
plano. La fantasía, indudablemente, es aporte del componente sobrenatural: los
vampiros. Sobre este género hay por destacar algunas licencias que si bien, en
parte, son consecuencias de la temática, no pueden menos que causar
controversia. Para comenzar, aquí nuestros populares hematófagos2,
muy por el contario al vulgo popular, a la luz del sol brillan cual diamante;
adiós inmediata incineración, bienvenidos lámparas mineras. En esta línea, la
predominación del día en los planos como oposición a la característica nocturna
de los vampiros es igualmente
comprometedora. La ausencia
de sangre también
resalta con estrépito,
no nos tropezaremos con más de medio litro de sangre, de hecho, y esto es preocupante, la
mayor concentración de rojo la veremos en una manzana, y no se la comen. Para
finalizar, el erotismo, que siempre
ha sido un ingrediente fundamental y una de las grandes claves del éxito vampírico,
también desaparece casi totalmente excepto por uno que otro juego de palabras.
El melodrama nace en el énfasis exagerado de lo afectivo/emocional.
Bastaría con decir que el juego amor y melancolía en nuestros personajes
principales roza lo patético, lo penoso, aunque, en realidad, el conflicto es
tanto mas intrapersonal que interpersonal y se radica en el perpetuo quejido de
Edward; quiero pero no debo, la idea
es simple. El suspenso, si es que se puede hablar de tal, es pretendido con la
intercalación historia uno/historia dos, bajo la expectativa de cuándo
convergerán y qué pasará.
Análisis formal…
La estética
de Crepúsculo viene determinada por
su ambientación en el húmedo y brumoso poblado de Forks. Allí los cielos no son azules sino grises, los días fríos y
la neblina abundante; decorado propio para la historia –el mayor acierto-. Los
colores predominantes son el azul y el verde, una amalgama que exalta la
fotografía pálida del vampiro. Ya en función de la tesitura idílico/platónica
del romance, del amor, se establecen planos interminables de Bella y Edward donde la poesía se funde en un juego de miradas con el
trasfondo de la naturaleza.
La banda
sonora de crepúsculo sorprende por su inclinación rokera. Paramore y Linkin Park
son los encargados de registrar un nuevo sentido a lo sensible. Los efectos
sonoros van desde un protagonismo violento
en escenas como el partido de beisbol o la batalla entre Edward y James, hasta un aporte pasivo como atmósfera natural. Otros recursos utilizados son el Flash Back y la voz en Off de la que tratamos en un principio.
Valoración…
Es realmente difícil encontrar motivos para dedicar hora y media a una
película como ésta, y los pocos que hay no le favorecen en lo absoluto. La trama y el género se ven seriamente
comprometidos cuando no ridiculizados en función de una absurda temática
reglamentaria. La película va tiránicamente contra el desarrollo de la secularización del saber y
la moral. Ya bastante nos ha costado aceptar otros caminos, arrebatarle algo a
esa escurridiza libertad, como para toparnos ahora con este crepúsculo.
1-
Se cita a
Meyer y no a Hardwicke precisamente por la intención de la película:
representar la novela. Como autora Meyer
es responsable directa del mundo simbólico.
2-
Dicho de un animal que se alimenta de sangre
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